miércoles, 9 de marzo de 2016

HUGH GLASS (Cap.3)


Pese al lamentable estado en que quedó Glass tras el ataque de la osa el mayor Henry dispuso todo para que se le atendiera, se le cosieron las heridas y se hicieron vendajes con largas tiras de camisas lo mejor que se pudo. Después de valorar la situación mandó cortar unas ramas para hacer una camilla y llevar al herido entre varios hombres, debido a lo abrupto del terreno era la opción más aconsejable, pero llevar a un hombre en ese estado durante varios días a travé de un monte virgen y arbolado sin caminos acondicionados, cualquiera que fuera la distancia, era demasiado doloroso y les estaba llevando demasiado tiempo en un peligroso territorio en el que transitaban continuamente bandas de indios hostiles que en cualquier momento les podrían sorprender, lo que hacía que entre los hombres fuera aumentando la inquietud. Marchaban procurando seguir el cauce del río Grand para no perderse, ya que era la única ruta conocida por ellos en aquella zona al pie de las Montañas Rocosas, apenas aún explorada entonces por los pioneros, hasta que llegaron a un poblado bosque que tenía una cauce alimentado por un manantial, era el final del tercer día de marcha y era un buen sitio para acampar. Henry se veía enfrentado a dudas evidentes, pensó que podría perder a todos los hombres tratando de prolongar la vida de uno que ya estaba prácticamente muerto.





Mapa del recorrido de Glass hasta Fort Kiowa




Glass había perdió el conocimiento y Henry estaba ya convencido de que no sobreviviría a las heridas. Se cuenta que pidió dos voluntarios entre los hombres ofreciéndoles además unos bonos extras que pagaría la Rocky Mountain como compensación a quienes quedaran con Glass hasta que muriera, para luego enterrarlo. Finalmente Bridger y Fitzgerald aceptaron y el resto de la expedición siguió en dirección al Yellowstone. Pero después de algunos días de espera al lado del herido y viendo que Glass no moría, Fitzgerald convenció a Bridger de que cuanto más siguieran prolongando el marchar detrás de sus compañeros menos posibilidades tendrían de sobrevivir y más expuestos estarían a un posible ataque de los indios, y aunque habían comenzando a cavar su tumba, después de coger sus pertenencias y entre ellas su cuchillo y su rifle con el que se quedó Fitzgerald, se fueron y lo dejaron en la camilla al lado del manantial.



Las Montañas Rocosas




Mención especial requiere el rifle de Glass, según se cuenta un "Angstadt" estilo "Bucks Co" fabricado por Jacob Angstadt en Kutztown, Pennsylvania y uno de los mejores rifles de la época, una auténtica pieza de artesanía que todo el mundo admiraba por su belleza y eficacia. La familia Angstadt de fabricantes de armas fue una famosa dinastía del condado de Berks, compuesta por diez artesanos que hicieron fusiles durante más de 100 años. Hubicados principalmente en Maxatawny, Greenwich, y los municipios a lo largo del pantano y la zona de Kutztown la familia estaba compuesta por: 1 de Adán. - 1740 -1812 1ra Pedro Angstadt. - 1738 - 1782 Peter Angstadt II - 1763 -1815 José Angstadt - 1765 - Jacob Angstadt - 1783 -1843 José Angstadt II - 1817-1872 Abraham Angstadt - 1784-1868 Peter Angstadt III - 1807-1870 Adam Angstadt II - 1821-1888 Aunque cada uno de los fabricantes de los Angstadt tenía su propio estilo, se pueden encontrar similitudes entre la mayoría de los rifles Angstadt y son fácilmente identificados después de su estudio. El bello y eficaz rifle de Glass y al que este tenía un cariño especial, podía valer perfectamente más del doble de lo que entonces costaba un buen caballo, no sería para nada extraño que entre los motivos que impulsaron a Glass a buscar a quienes le dejaron abandonado, además de por este hecho que indudablemente impulsaba su afán de venganza, estuviera también el recuperar su especial y más apreciada pertenencia, su rifle.





Un rifle "Angstadt" de la época de Hugh Glass fabricado
 por la prestigiosa familia de armeros 




Cuando Bridger y Fitzgerald alcanzaron a sus compañeros días después informaron a Henry de que habían tenido que irse al verse amenazados por un ataque de indios Arikaras y que Glass había muerto pese a que ellos no tenían certeza de este hecho. Y es que muy al contrario y según se sabe, a pesar de sus heridas, Glass recuperó la conciencia para encontrarse abandonado en tierras de lo que hoy es Dakota del Sur, sin armas ni equipo, con tremendos dolores a consecuencia de sus múltiples heridas, su pierna rota y sus heridas infectadas, y a más de 200 millas (320 km) del punto más cercano, el Fuerte Kiowa, en Missouri, aunque afortunadamente para él todavía estaban finalizando los últimos días del verano y las primeras nieves del invierno al menos tardarían un par de meses aún en aparecer. 

  
Indios Lakota



En uno de los más memorables viajes de supervivencia que se han conocido, Glass curó su propia pierna, envuelta con los vendajes que le habían puesto sus amigos encima de la herida que le ocasionó el oso, y comenzó a arrastrarse. Para evitar la gangrena, Glass puso sobre sus heridas una podredumbre de restos y dejó que los gusanos comieran la carne muerta. Decidió que seguir el río Grand sería demasiado peligroso a causa de la hostilidad de los indios y siguió por tierra hacia el Sur, hacia el río Cheyenne (marchaba en dirección opuesta al grupo de Henry y hacia donde iban Bridger y Fitzgerald), llevándole seis semanas alcanzarlo. Glass sobrevivió comiendo mayormente bayas silvestres y raíces, aunque también capturó una serpiente y en una ocasión incluso fue capaz de espantar dos lobos que comían un joven bisonte y así pudo comer carne. Al llegar al río Cheyenne, hizo una rudimentaria balsa y descendió por el río usando como referencia el prominente hito paisajístico de Thunder Butte. Era principios de octubre y las primeras heladas comenzaban a hacer las noches muy frías cuando por entonces alcanzó el río Missouri, siendo ayudado por indios Lakota, quienes le ayudaron con las heridas de la espalda que le había hecho la osa y le dejaron una pequeña canoa para continuar su viaje. A mediados de octubre de 1823, Hugh Glass entró renqueante en Fort Kiowa, tras haber recorrido más de 300 kilómetros. Después de recuperarse en buena medida, Glass se proponía continuar su búsqueda de Bridger y de Fitzgerald para vengarse, aquello aún no había terminado... 
Continuará.



Autor Ramiro Mieres "Cuchillo de Lobo"
 

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